Un motor eléctrico es un dispositivo que convierte la energía eléctrica en energía mecánica. Está compuesto por numerosas piezas de precisión. Uno de los componentes más importantes es el rotor. El rotor suele estar hecho de imanes permanentes, capaces de generar un campo magnético. Cuando la corriente pasa a través de las bobinas del motor, el campo magnético interactúa con la corriente, creando un par motor que hace girar el rotor.
Además del rotor, el motor eléctrico también incluye un estátor. El estátor es la parte fija del motor y generalmente está compuesto por una bobina electromagnética y un núcleo de hierro. Cuando la corriente pasa a través de la bobina del estátor, se genera un campo magnético. Este campo magnético interactúa con el campo magnético del rotor para generar un par motor y hacer girar el rotor.
Para garantizar el funcionamiento normal del motor electrónico, se necesitan otras piezas de precisión, como rodamientos y sensores. Los rodamientos soportan el rotor y el estátor, reducen la fricción y el desgaste, y garantizan la estabilidad y la vida útil del motor. Los sensores monitorizan parámetros como la corriente, la velocidad y la posición, que se envían al sistema de control en tiempo real para un control preciso del motor.
En resumen, el motor electrónico se compone de numerosas piezas de precisión que cooperan e interactúan estrechamente entre sí para que el motor pueda convertir la energía eléctrica en mecánica de forma estable y constante. El diseño y la fabricación de estos componentes de precisión exigen un alto nivel de tecnología y especialización para garantizar el rendimiento y la fiabilidad del motor electrónico.